martes, 9 de noviembre de 2010

Cámpora!

El Tío Cámpora asumió la Presidencia de la Nación por el Frente Justicialista de Liberación en 1973 (Que año, por favor, el centro de la historia del peronismo se divide entre los años 45 y 73)
No solamente fue querido por la juventud por ser el primer peronista en el gobierno después de 18 años de exilio, exclusión y democracias falsas (a los cuales los radicales se prestaron sin dudarlo, claro, como se iban a perder la posibilidad de ser gobierno con el peronismo proscripto).



En el Congreso de la Nación expuso con brillantez:
“La Argentina se ha convertido en un campo de saqueo de los intereses extranjeros. Mientras avanzan la concentración de la riqueza, la desnacionalización
de la economía y el endeudamiento, la participación
de los asalariados en el ingreso nacional disminuía drásticamente.
Se pasó progresivamente a una situación de desempleo.
El 22 por ciento de la población carece de vivienda.
La mortalidad infantil es cuatro veces superior a la de los
países desarrollados. Más de 200.000 niños no tienen
acceso a la escuela, y el índice de deserción supera el 50
por ciento en el ciclo primario (...), el 57 por ciento en la
enseñanza media y alrededor del 70 por ciento en la Universidad.
Hemos perdido nuestra ubicación entre las
naciones más avanzadas y ricas del mundo para asistir al
progreso de otras. En 1950, tomando como indicador la
renta per cápita, la Argentina ocupaba el decimoquinto
lugar y en 1969 habíamos retrocedido al vigesimosexto.
Es que en realidad el régimen se ha sustentado sobre la
degradación material y cultural de nuestro pueblo. El régimen
jugó todas sus cartas. Cuando pudo proscribir, proscribió.
Cuando pudo anular las elecciones, las anuló.
Cuando pudo impedirlas, las impidió. Esta es la verdadera
y única razón de la violencia de los argentinos"

lunes, 8 de noviembre de 2010

KIRCHNERISTAS


Días de tristeza honda, de dolor, de angustia, de llanto compartido, de abrazos, de plaza, de historia. Puta. Que profundo que caló, cuán adentro que lo llevamos. Pienso. Hace 8 años que soy kirchnerista. Soy, somos, kirchneristas. Somos. Palabrita. El ser. Fuimos otras cosas también. Fuimos, estudiantes, y después profesionales, economistas, politólogos, sociólogos, abogados. Fuimos investigadores, empleados, funcionarios. Fuimos solteros, noviados, casados, separados. Fuimos muchas cosas. Pero fuimos y somos kirchneristas, por sobre todas las cosas. Estudiamos como kirchneristas, disctuimos como kirchneristas, militamos como kirchnersitas, escribimos post kirchneristas, marchamos como kirchneristas. Somos economistas, abogados, politólogos, periodistas kirchneristas. Chamuyamos como kirchneristas, fuimos novios, hijos, amigos kirchneristas. Estuvo en nuestros asados, omnipresente, siempre. En nuestros festejos, nuestros proyectos, nuestras charlas cotidianas. Nos identificamos ahí. Nos subjetivamos ahí. Nos agarró con veintipico. En plena formación. Llenos de dudas, de preguntas, de incertidumbres. Apaleados por la historia, y los gases y los palos. Y nos marcó. Nos quemó la K con una brasa caliente en la frente. Nos sacudió las ingenuidades y nos devolvió los sueños adolescentes. Aprendimos lo que es el poder, y lo que es la voluntad. Aprendimos lo que es sentir pasión por la política. Aprendimos lo que es sentir el desprecio gorila, aprendimos el sentido de esa palabra. Aprendimos lo que es estar en una plaza llena de pueblo, de bombos, de olor a grasa, sumergidos en una muchedumbre que quiere más, que mira con ojos de esperanza. Nos sentimos pueblo. Nosotros, universitarios de clase media. Pueblo. Y acá estamos ahora. Llorándolo. Cómo a una parte nuestra. Cómo un pedazo grande de nuestra historia, de nuestra vida íntima, de lo que somos y seremos. Llorándolo en esa plaza desbordante de vida, de dignidad, de gratitud, de afecto.
Te fuiste Nestor, pero estás adentro nuestro. Muy adentro. Y todo lo que venga va a tener tu marca. Esa K que llevamos en la frente marcada con una brasa caliente.

Plaza de Kirchner

Nestor Kirchner se hubiera sorprendido que la Plaza de Mayo hubiese generado un consenso que lo trascendía;el kirchnerismo. Esa fuerza que recuperó la discusión política y la participación de la militancia. En ese horizonte, Generación Política Sur conforma un espacio representativo de una condición paradojal de ésta generación: después del 2001, la necesidad de reconstruir el Estado nos acercó a la política con la necesidad de crear un nuevo orden sobre las ruinas del anterior. Nuestra tarea generacional está en encontrar las herramientas para pasar de ser consumidores a constructores de política. Construir nuestro propio aporte en éste proceso histórico, señalando su futuro. Estamos llamados a hacernos cargo. A acompañar y también a constituirnos como protagonistas de una versión de la política que amplíe los límites de lo posible para profundizar la democracia. El espacio abierto debe ocuparse con una agenda política generacional que articule la producción de conocimieno con la construcción de poder para traducir éstos saberes en políticas.
En muchas circunstancias, el kirchnerismo supo interpelar a sujetos huérfanos de política. Ahora el reto es diferente. Conducir este proceso supone entender el lugar que ocupan los espacios movilizados, con sus particularidades. En encontrar las poleas para dinamizar un campo hetereogéneo y en formación, está la alquimia para contener la diversidad y potenciarla. En la constitución de un armado colectivo está la llave que llevará a la victoria la transformación democrática definitiva de nuestro país.

Por Pablo Touzón - Generación Política Sur